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sábado, 8 de julio de 2023

PAUTAS y NORMAS para DIALOGAR










  
PAUTAS y NORMAS para DIALOGAR de modo que podamos acercarnos a un debate provechoso:

: ¿Quién empieza y con qué tema?
  
El quién dependerá de lo que acepten las partes y no es tan relevante como el qué. Podría ser el que más entienda o sepa sobre el tema a tratar; el que propuso su debate; el que dirija el grupo; el que se ofrezca voluntario o cualquiera que sea aceptado por los presentes. Son varias las posibilidades y, de éstas, será aconsejable la opción que más nos interese según las circunstancias o condiciones que determine cada ocasión.
 
Empezar por aclarar bien el qué se debate tiene mucha importancia para el buen funcionamiento de las intervenciones siguientes ya que, como todos habréis oído decir: "la casa se empieza por los cimientos". Tengamos claro que, sin aprender a dialogar antes... ¡nuestro gozo en un pozo!
Conviene desglosar los temas amplios en pequeños y claros parciales que nos hagan más fácil centrarnos en el objeto. Creo que no nos interesa extralimitarnos en los conceptos que abarquen el tema de discusión. Cuanto menor sea su área, mayor posibilidad tendremos de entendernos.
Resumiendo: Debemos escoger un tema muy concreto y no "salirnos por las ramas".
 
2ª: ¿Cómo se materializa la primera intervención?
 
Exponer la argumentación debe ser clara y concisa. De no expresarla de esta forma, aumentarían las probabilidades de no ser comprendidos y el debate se complicaría. Antes de pasar a la consecuente réplica, el primer interviniente deberá contestar y explicar todos los puntos cuya aclaración nos haya sido solicitada en las interrupciones oportunas. Sólo cuando haya quedado todo el razonamiento de la primera intervención entendido, pasaremos a la siguiente.
 
3ª: Todas las participaciones deberán ser escuchadas sin tener en cuenta nuestra idea preconcebida. Nuestra atención sólo se fijará en comprender íntegramente lo que se está comunicando, sin juicios previos. Sólo su entendimiento nos debe preocupar, sabiendo que nuestra opinión no debe emitirse antes de que acabe el debate. De no ser así, ¡fracasaremos!
Resultará de máximo valor el no interrumpir ninguna locución salvo en los casos de absoluta necesidad (Ciertas aclaraciones o preguntas).

4ª: La intención de entender lo que se manifiesta debe reflejarse mientras se escucha cada idea pero, sobre todo, al acabar, dejando el tiempo suficiente para asimilar todo lo oído.

5ª: La segunda intervención, al igual que las demás, deberán seguir con la misma forma que la ya citada. Hasta que no procedamos a las conclusiones, lo único que debe merecer nuestra atención es el comprender bien al otro y, de momento... ¡sin juicio alguno!... ¡Sin adelantar la conclusión!

6ª: Llegando al final del debate, no deberemos precipitarnos con nuestra decisión, sino reflexionar sobre lo transmitido a lo largo de todas las interlocuciones. Tomarnos el tiempo suficiente para estar convencidos de nuestras apreciaciones y, por fin, ¡CONCLUIR! y comunicar nuestro parecer. A veces, este último paso puede tardar más de lo deseado porque... ¡ante la duda, abstente!

Concluyendo: para este propósito sólo se necesita VOLUNTAD, HONESTIDAD INTELECTUAL y no dejarse llevar por nuestros partidismos.
 

Por qué LIBERTAD? ~ Libertad y responsabilidad

AMIG@S MÍ@S, voy a cambiar de táctica, por el momento. Después de comprobar que mi ensayo sólo le interesa a muy poca gente (diría que casi a nadie)... >>>Empezaré una serie de artículos más amenos y cortos para que podáis pensar sin sufrir con tanta lectura.



¿Por qué la libertad puede constituir un deber?
 
Porque, si tenemos que asumir la responsabilidad individual de nuestras acciones, se convierte en necesario tener una libertad auténtica para realizarla y responder de ella. Recordemos que, según eLO, la libertad consiste en disponer de todas (o las máximas opciones posibles) para que podamos elegir la mejor para nosotros o la que nos parezca más adecuada, utilizando nuestro propio criterio y libertad de pensamiento. Si hacemos lo que nos han inculcado o si actuamos de acuerdo al adoctrinamiento que hemos recibido, ¿de quién será la responsabilidad de nuestros actos y pensamientos? Podríamos decir que nos exculpamos… sería lo más fácil y lo que suele suceder con la inmensa mayoría de nosotros y nuestra habilidad para evadir nuestras obligaciones… ¡pero no me parece lo correcto! ~ El hecho de que sea lo usual no convierte a nada en irreprochable. Y, para que este artículo sea corto y ameno, voy a ensayar de llevarlo por el camino de la imaginación, el humor y la poesía:

Supongamos que “la palmamos”, vamos al cielo y nos encontramos a Dios en su despacho, el cual nos recibe con esta pregunta:
~ ¿Por qué has tardado tanto en volver?
~ ¿Tardado?... ¿Es que no tenía la obligación de vivir lo máximo que pudiera?
~ ¿Quién afirma esa tontería?
~ ¿Cómo que…? ¿No es acaso pecado acortar nuestra vida voluntariamente?
~ ¿Pecado?... ¿De qué me hablas? Aquí no hay más verdad que la que es: os envío a La Tierra, estúpidos mortales, con la única finalidad de ver si tenéis “narices” para volver, nada más ver lo absurdo que es vivir en ese planeta y con las barbaridades que comete vuestra raza, la humana. ¡Ése era nuestro trato, antes de lanzarte allá, con la memoria borrada!
~ Pero yo sólo hice lo que me dijeron todos…
~ Pues ese ha sido tu error, hij@ mío, no tengo más remedio que probar otra vez y mandarte de vuelta a ese horrible mundo para que puedas entenderlo, si es que lo consigues alguna vez.
~ Pero… ¿no puedo quedarme aquí, en la Gloria, ahora que lo he entendido?
~ ¡No hij@, no! Debes entenderlo por ti mism@... ¡No porque te lo diga yo!

Y así vamos y venimos,

como en círculo vicioso,
viendo que no percibimos,

cual loro, avestruz u oso,
la verdad que, sin memoria,
nos cuesta tanto encontrar.
Estamos en una noria…
¡No logramos escapar!

No lo digo con maldad,
como es posible pensar,
mas busca la libertad
y deja ya de soñar.
Octosilábicas rimas...

quizá con algo de humor
¡para que tu mente exprimas!

¡Y encuentres verdad y amor!

JHMoraleja: No es bueno prohibir ni obligar más de lo estrictamente necesario para nuestra convivencia en sociedad. Para asuntos superiores e individuales, la libertad es necesaria porque tenemos que responder de nuestras acciones por nosotros mismos. ¿¡Cómo podemos prohibir la eutanasia y el suicidio!? Nos estamos metiendo en un terreno particular en el que pone: “PROHIBIDO ENTRAR a toda persona ajena al individuo propietario”.
 
Creo que sería casi perfecto que nuestros hijos pudieran ser educados en el librepensamiento para que cierta parte de culpa procedente de sus errores no recaiga sobre nosotros, los padres.
Este artículo, aunque corto de líneas, es para reflexionar largo de ideas.

    

viernes, 7 de julio de 2023

La España Vaciada



Por qué NORMAS? ~ ¿Libertad o Ley?




¿Por qué reglas?... ¿Hace falta tanta normativa?

¿Libertad o Ley? ¿Por qué no las dos juntas?

¿Qué crea la necesidad de elaborar leyes?
 
¿Es aceptable que el individuo se deje civilizar?

¡Muy buenas preguntas! ¿No?

Hay quienes consideran que esto es algo así como una domesticación, una especie de intromisión ilegítima en su derecho a hacer y vivir como quieran. Como válido, incluyen su rechazo o intolerancia a las normas obligatorias porque creen que éstas atentan contra su derecho a la libertad.
Y no me refiero sólo a los grupos “antisistema”, esos inconformistas que aún no saben lo que quieren, sino a demasiados otros que han confundido el concepto de libertad con el de “libertinaje”. Entre más casos, éste es el de algunos "libertarios" que confunden los planteamientos originales del anarquismo, al igual que lo hacen con otras ideologías los partidarios fanáticos a los que yo llamo "ISTAS".
 
En la libertad no cabe el desenfreno y la violencia, sino el control y respeto a los preceptos y el ejercicio de la responsabilidad en todos nuestros actos. Los derechos y los deberes son novios y ¡deben ir de la mano! ~ La verdadera libertad nos ofrece una norma universal: la de realizar con seriedad, prudencia y sensatez nuestro deber de averiguar, para nuestro entero conocimiento, todas las posibilidades de las que disponemos para elegir la más conveniente para cada uno de nosotros, según condiciones y circunstancias. Pero, sobre todo, sin que ésa agreda la libertad de los demás. Y, para ello, son necesarias unas normas reguladoras, sencillamente... ¡porque somos muchos! y muy mal avenidos.

Precisamente, lo que acarrea el incesante aumento de las leyes radica en la negativa de algunos a cumplirlas y su habilidad para eludir el castigo. De manera que cuantos más rebeldes haya que detesten las normas de convivencia cívica, más aumentará la conveniencia de hacerlas, ya que se debe regular constantemente sobre las nuevas formas de transgredirlas. En teoría, nuestra racionalidad debería servirnos para mejorar nuestras vidas, aunque ¿lo hace en la práctica? Pues… ¡Ojalá fuese así!
 
Mejoramos en cuanto a bienes de consumo porque éstos nos reportan beneficios y no mejoramos en cuanto a otros bienes inmateriales, morales o espirituales, porque no vemos su provecho a corto plazo o de inmediato. La libertad absoluta no existe en este mundo de mortales, ni puede existir mientras no nos limpien a todos la mente de basura ignorante. El humano no tiene acceso a nada de lo absoluto… ¡Todo es relativo y marcado por nuestras creencias!

Lo importante es conocer los límites de nuestras libertades y respetarlos para que no nos atropellemos los unos a los otros. Pisotear las libertades del resto, a la larga también es pisotear la nuestra propia. Para una buena convivencia en sociedad, se hace necesario elaborar leyes que posibiliten la regulación de nuestras limitadas emancipaciones, para que nuestra autonomía no perjudique a la del resto de congéneres… ¡Así es como lo contextualizo yo! Intentando siempre no alejarme mucho de la objetividad, porque sé que es la que más me protege... ¡A mí y a mi mente!
 
Mientras no llegue ese maravilloso día en el que TODOS seamos capaces de respetar a los demás y de no invadir la libertad de ninguno, mientras no entendamos este concepto plenamente y no sólo la parte que creamos nuestra, mientras el egoísmo nos empuje a vencer y no convencer... no lo dudéis, ¡habrá que hacer leyes!
 

La Política, 1ª parte